Patrimonio Religioso
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Descubrir Suances

Patrimonio Religioso

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Las edificaciones religiosas de Suances presentan cierta similitud, ya que su estructura se basa en el modelo castellano con raíces góticas y destacan por el buen oficio de los expertos maestros de cantería de la zona, por lo que siempre resulta interesante una visita a las iglesias presentes en todos los pueblos del municipio. No obstante, es conveniente recordar que la Guerra Civil Española dejó también importantes heridas en estas edificaciones, que sufrieron numerosos actos vandálicos y la desaparición de casi todo su patrimonio mueble.

 

De interés también es un recorrido por las ermitas, que salpican el paisaje urbano de todas las localidades del municipio. Todas son muy homogéneas, al haber sido construidas entre los siglos XVII y XVIII (excepto la del Carmen de Suances, que es del siglo XX) y se caracterizan por su elementalidad. Responden a un mismo tipo estructural, resultando un recinto cuadrado ciego por todos los lados, menos por el meridional, con el altar siempre situado al norte con dos muros cortavientos que resguardan una puerta flanqueada por dos pequeñas ventanas, mientras que en la fachada sur se sitúa la espadaña de tronera única.

 

Además de las que aún se conservan, cabe recordar las numerosas ermitas que se construyeron en el municipio y que, lamentablemente, han sucumbido al paso del tiempo: en Suances la de San Roque y San Benito, en el barrio de Santiuste; la de Nuestra Señora de los Siete Dolores y de la Santa Veracruz y la de San José en el barrio de la Cuba de Abajo; en Puente Avíos la de Nuestra Señora de la Asunción; en Ongayo la de San Roque, que era privada; en Hinojedo la de San Martín en el barrio homónimo; y en Cortiguera la de Santo Domingo y Santo Tomás.

NUESTRA SEÑORA DE LAS LINDES (SUANCES)

La iglesia parroquial de la capital del municipio, tal y como hoy la conocemos, se empezó a construir nada más comenzar el siglo XVII, ya que el originario templo medieval se modificó en el año 1604 para dar respuesta a las necesidades de los habitantes de la villa. La estructura actual, por tanto, consta de una sola nave, con capillas hornacinas atrofiadas, dividida en cuatro tramos cubiertos por una bóveda de yesería de medio cañón. En el punto de encuentro entre la capilla mayor y la nave, dos arcos dan paso a las capillas laterales, que están cubiertas por bóvedas de crucería estrellada. En el extremo occidental del edificio se erige la torre, a donde se puede acceder desde dentro a través del coro y en el exterior gracias a una escalera de tiro frontal. La atalaya está coronada por una cúpula y, por último, en la fachada sur se sitúa el pórtico, sobre el que se ubica la portalada de arco de medio punto abocinado con sencillas molduras.

 

La reconstrucción de la cabecera corrió a cargo del maestro de cantería Pedro del Arroyo, que inició la capilla mayor en 1604. Tras su repentina muerte, su hijo también llamado Pedro, continuó los trabajos, realizando también el retablo. La construcción de la torre, que sustituyó a la original espadaña románica, se inició en 1687, mientras que las siguientes obras, datadas ya en el siglo XVIII, tuvieron por objeto modificar la estructura de la nave. Así, las obras de cantería del cuerpo de la iglesia, a cargo del maestro Francisco de Otero, se iniciaron en 1705, y un año después los trabajos de carpintería del coro. El pórtico sur data de 1715 y la puerta fue labrada entre 1724 y 1726, mientras que a mediados del XVIII se afrontó la reforma de la bóveda de la capilla mayor, que presentó numerosos problemas cuya resolución definitiva no se pudo adoptar hasta el siglo XIX. También en esta época se procedió al ensanchamiento de la nave, mientras que ya en el siglo XX, tras la Guerra Civil Española, se llevaron a cabo las últimas modificaciones, abriendo la entrada exterior de la torre, reconstruyendo el pórtico y forrando el campanario con cantos rodados.

 

Patrimonio mueble. Lamentablemente, el rico y fastuoso ejemplo de la imaginería de los siglos XVII y XVIII que custodiaba esta iglesia desapareció debido a los actos vandálicos de las denominadas ‘hordas marxistas’ durante la brutal contienda civil, que eliminaron todo objeto de culto del templo, teniendo en cuenta que además fue habilitado como cárcel y garaje y llegó incluso a perder hasta la pila bautismal. De esta forma, lo único que se ha podido recuperar es la imagen de un Cristo Crucificado que apareció oculto en lo alto del campanario perteneciente al antiguo Retablo mayor que data del siglo XVII.

 

Respecto a la imagen titular, la de la Nuestra Señora de las Lindes, correspondería a una figura gótica o bien barroca del siglo XVIII, según se desprende del modesto ajuar que arropaba su efigie.

 

Por lo tanto, el actual retablo mayor fue realizado entre 1945 y 1947 y proviene de Ciudad Real. Consta de un solo piso y ático, como el anterior, y sus imágenes, representando a San José, Nuestra Señora de la Asunción y San Antonio de Padua, son de escayola.

CAPILLA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN (SUANCES)

Situada en el barrio de la Cuba de Arriba y adosada a una casa bajo el lema franquista “ninguna familia sin hogar”, lo único que permanece del edificio religioso son unas fajas labradas en relieve plano sobre la superficie el hastial oriental, ya que la imagen de la Virgen con su capa, así como el retablo fue donada por el propietario en 1816, José Sánchez Villegas, a su nieto y heredero residente en Andalucía, Ángel Gómez Quintana.

CAPILLA DE LA VIRGEN DEL CARMEN (SUANCES)

Construida ya en el siglo XX (1919) se realizó para facilitar a la numerosa y creciente población costera de un lugar de culto más cercano a sus viviendas que la iglesia parroquial.

 

El edificio es obra del arquitecto madrileño Luis Sanz, que eligió un estilo neogótico de gran simplicidad, elegancia y belleza, con ventanas laterales de medio punto, ligereza en la fachada gracias a tres armónicos vanos, el uso decorativo del ladrillo y un original pórtico con tres tejadillos de madera, que le otorga un aspecto especial y una configuración única.

 

Este diseño se inspiró en modelos del norte de Europa y en concreto, en la capilla imperial de Biarritz del arquitecto alsaciano Emile Boeswillwald.

IGLESIA PARROQUIAL DE SAN PEDRO (TAGLE)

Similar en su estructura a la iglesia de Suances, ya que se inició poco después, en 1685, consta de una nave de tres tramos, cubierta con madera, y una torre adosada al hastial de uno de los extremos, comunicando la capilla mayor con otra menor abovedadas ambas con crucería estrellada. Destaca de su edificación el campanario de la torre, rematado en forma de pirámide con bolas en las esquinas, así como dos cruces de arenisca encastradas en una moldura plana.

 

Del interior resalta una bóveda de cañón de madera, mientras que la portalada es muy simple, ya que solo consta de un arco de medio punto sin moldura sobre el que se sitúa un relieve con una tiara papal y dos llaves, en honor a San Pedro.

 

En cuanto al patrimonio mueble, no se conserva ninguna obra escultórica de importancia aunque sí una pieza de orfebrería valiosa, un cáliz de plata de 27,5 centímetros profusamente labrado y decorado que data del siglo XVII.

ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE (TAGLE)

Este pequeño templo, realizado en la primera mitad del siglo XVIII, es una capilla rectangular sobre la que se asienta una bóveda de crucería y un arco de medio punto, elementos embellecedores que parecen responder a iniciativa privada, más concretamente de los indianos, si se tiene cuenta el origen de la Virgen a la que se honra. Además, está situada junto a una vivienda, por lo que los investigadores consideran que perteneció en sus inicios a Rodrigo de Cossío y Villota, aunque no existe ninguna prueba documental que certifique tal afirmación.

IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS (PUENTE AVÍOS)

También de origen gótico, su estructura es más compleja que el resto de los templos del municipio datados en la misma época. Su planta, cruciforme, es especialmente singular, con una nave tripartita que conduce a una capilla mayor en el lugar en el que habitualmente se sitúa el crucero. Aunque sus elementos parecen más antiguos que el resto de las iglesias del municipio, la fecha de su construcción pudo ser incluso posterior, alrededor de 1664, y la tosquedad en la realización corresponde a las características del poco curtido arquitecto que la diseñó. De esta forma se encuentran peculiaridades propias del gótico rural, muy anteriores a la época, como la medida del ábside, los contrafuertes escalonados en las capillas, la extraña colocación de las ventanas o la espadaña con una pequeña tronera situada en el medio de otras dos idénticas.

 

La nave está forrada por una burda cúpula de cañón en yeso que sustituyó a la original, realizada en madera. El resto de las bóvedas son de crucería estrellada, mientras que la portada se limita a un arco de medio punto encajado entre dos pilastras.

 

En cuanto a las esculturas del interior, se perdieron todas en la Guerra Civil Española excepto un relieve que representa una virgen mártir entre dos leones que le lamen los pies, representando a Santa Tecla, ya que porta en una mano una pluma y en la otra un libro. Se desconoce el origen de esta insólita figura en este templo, ya que la advocación de la primitiva iglesia del siglo XV era San Andrés, así que existen múltiples versiones sobre ella, todas sin documentar, por lo que el misterio aún no ha sido resuelto.

ERMITA DE SANTA LUCÍA (PUENTE AVÍOS)

Este pequeño templo fue realizado junto a la Casa de los Quirós, alrededor de 1664, aunque se reconstruyó totalmente en el siglo XX, por lo que solo queda original la estructura de conjunto. La capilla se rodea de una bóveda de medio cañón y en la vertiente meridional se sitúa el pórtico en donde actualmente existe una sacristía.

 

La advocación a Santa Lucía se remonta a la época medieval, cuando la cúpula estaba decorada con pinturas y era maciza, y aún conserva unos toscos grabados, que en su origen eran bajorrelieves y fueron desapareciendo con las sucesivas reformas, que representan una cara humana en uno de ellos y una cruz griega con un círculo en cada uno de sus extremos en el otro.

IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO (ONGAYO)

Su importancia reside en que representa el modelo de iglesia completo del siglo XVIII al que se adscriben todas las demás del municipio, por lo que sirve de ejemplo para averiguar cómo eran algunas de ellas antes de las sucesivas reconstrucciones. La planta, de forma octogonal, consta de una capilla-camarín (que serviría también de sacristía) en la cabecera y de la capilla mayor, ambas cubiertas por bóvedas de crucería estrellada de cinco claves. La nave, dividida en tres tramos, presenta en el primero de ellos dos plataformas escalonadas para altares, utilizándose una de ellas para sustentar la escalera que conduce al púlpito.

 

El alzado exterior está marcado por los estribos, con ventanas en las fachadas oriental y meridional, un pequeño vano en la escalera del coro, grandes aberturas redondas en la capilla mayor y el camarín y un tragaluz adintelado abierto en la sacristía. En cuanto a la portalada de la fachada, está formada por un arco de medio punto, sustentado por dos columnas y armado con otros dos pilares sobre los que se asienta un friso con motivos vegetales y un frontón con dos bolas en bajorrelieve en el remate. El campanario, por último, destaca por encima de la cumbre de la nave y está rematado por cuatro pináculos apiramidados.

 

La iglesia se construyó en tres etapas consecutivas: de 1728 a 1730 el camarín, la capilla mayor y el tramo unido a la nave; entre 1730 y 1733 la parte central de la nave y la portalada de la fachada y de 1733 a 1734 la parte final de la nave, la torre y el cementerio. El camposanto conserva una original portalada de entrada con un arco en forma de trébol rematado por unos gruesos pináculos propios de un estilo de base neoárabe fechado en los últimos años del siglo XIX.

 

Como en el resto de las iglesias de la zona, durante la Guerra Civil se destruyeron la mayor parte de las esculturas y patrimonio mueble de los templos, por lo que sólo se conserva la imagen que representa a Santiago, de peregrino, con un sombrero sobre la cabeza, la esclavina con las conchas, la vara en una mano y un libro en la otra. Esta pieza fue realizada en piedra del Soto entre 1730 y 1733 y tiene una longitud de 84 centímetros. Debido a esta advocación y a la situación del templo, se conoce que estuvo vinculado a una de las vías secundarias del Camino de Santiago, la ruta jacobea de peregrinación que, desde el paso de la Ría de San Martín por la Barquería de Santo Domingo de Cortiguera llegaba a Santillana tras cruzar Ongayo y Puente Avíos.

ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS (ONGAYO)

Tanto en estructura como en época y función, ya que su objeto era servir de vivienda a la imagen primigenia que había servido de devoción para los feligreses de la zona, este pequeño y sencillo templo es muy similar a la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe de Tagle. Las únicas diferencias son que la puerta de la de Ongayo es adintelada y que la edificación carece de bóveda.

IGLESIA PARROQUIAL DE SAN SATURNINO (HINOJEDO)

También del siglo XVII, este templo consta de una nave de tres tramos, una sacristía, la capilla mayor y una torre, pero lamentablemente pocos son los restos originales que se conservan, ya que durante la Guerra Civil, de nuevo, un incendio destruyó la práctica totalidad del edificio, sobre todo en la parte del pórtico y la capilla menor, que se perdieron definitivamente. No obstante, la restauración posterior ha conseguido dotar al inmueble de un atractivo especial, ya que la fachada de la puerta de entrada se reconstruyó siguiendo el estilo renacentista, con arco de medio punto sustentado por dos balaustres platerescos, y el material utilizado para la reconstrucción, sillares de arenisca con unas decorativas vetas rojizas, le otorgan un encanto muy especial.

 

Del interior lógicamente no se conserva nada y la única escultura interesante que se guarda en el templo es una imagen de la Inmaculada Concepción de madera policromada, realizada en el segundo tercio del siglo XVII, aunque esta imagen pertenece en realidad a una ermita en honor de la Virgen que se encuentra en el barrio de Sanjero.

ERMITA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN (HINOJEDO)

Aunque sin imagen, que custodia la iglesia de San Saturnino, este templo en su origen era una capilla privada de la acaudalada familia de los Arce, dueña absoluta del barrio donde se ubica. De planta rectangular, paredes de mampostería con sillares para las esquinas y cornisa sin bóvedas, la fachada y los dos muros son de piedra de sillería, lo que otorga al edificio una prestancia especial.

ERMITA DE SAN PEDRO (HINOJEDO)

Ubicada en el barrio del mismo nombre, este coqueto edificio del siglo XVII está unido a una pequeña sacristía e incluye un porche que resguarda la puerta adintelada, centrada entre dos ventanas cuadradas.

ERMITA DE SAN JOSÉ (HINOJEDO)

Radicalmente diferente a las demás, debido probablemente a que fue construida casi dos siglos después, esta ermita situada en el barrio de la Castañera rompe con la tradicional estructura y se presenta encajada entre dos casas con una fachada diferente en la que destaca un amplio arco de medio punto, que tiene encima una pequeña ventana muy alargada, que da paso a la espadaña por encima de la línea de la cornisa.

ERMITA DE SAN JERO (HINOJEDO)

Este pequeño tesoro arquitectónico, que data del siglo XIX, ha sido recuperado de las ruinas recientemente y aunque la mayor parte de la estructura del edificio se encontraba prácticamente destruida, con los trabajos de rehabilitación se logró recuperar esta emblemática construcción, respetando aquellas partes originales y reconstruyendo las que habían desaparecido con el paso del tiempo.

 

La ermita se alza ahora, coqueta y majestuosa, luciendo su mejor cara, con una fachada con piedra de sillería de piedra caliza; el campanario; la sacristía con cubierta de teja curva árabe con nueva estructura de madera; el altar de piedra caliza, los pináculos y la cruz.

IGLESIA PARROQUIAL DE SAN JUAN EVANGELISTA (CORTIGUERA)

Aunque no existen indicios documentales que certifiquen su fecha de construcción, todo apunta a que fue el templo del municipio que se comenzó a construir más tarde, pudiendo situarse entre finales del XVIII y principios del XIX, debido a los elementos clásicos de la portada y a la sillería simétrica en la fachada, inusual entre los maestros canteros de épocas anteriores.

 

De su estructura destaca la nave de tres tramos rectangulares cubiertos con bóvedas de crucería sencilla, al igual que la de la capilla, muy grande y de forma cuadrada. En cada uno de los tramos se sitúa una ventana y todo ello está regido por un estilo clasicista, sencillo y simple en el que domina la funcionalidad, sin apenas elementos decorativos.

 

En la fachada destaca el pórtico de medio punto, bajo un frontón triangular y los ocho pináculos de los extremos y un sencillo campanario.

 

Nuevamente la Guerra Civil trajo consigo la destrucción también de este templo, que fue incendiado y totalmente devastado, por lo que el culto se trasladó a la capilla del Carmen, hasta la reconstrucción, que se concluyó en 1952.

CAPILLA DEL CARMEN (CORTIGUERA)

Antes de Santa Ana y Santo Toribio. El interés de este pequeño edificio reside en que es una mezcla entre iglesia y ermita, resultado de la unión entre dos edificaciones muy separadas en el tiempo. Situada en el barrio de la Quintana, cerca de la casa de los Barreda, consta de una parte más antigua, del siglo XVII, que correspondería con la pequeña ermita y que ahora ocupa el espacio de la capilla mayor, y la nave, que representaría la fachada del primer edificio, con una puerta entre dos ventanas coronadas por el campanario, con una datación muy posterior, del siglo XIX. De esta época son el retablo y las dos tallas de la Virgen del Carmen, Santo Toribio y San Joaquín, que aún se conservan.