El territorio administrativo alberga distintas localidades mecidas por la brisa marina y refugiadas al abrigo de la sombra de la bella e imponente capital, que toma su nombre del municipio. Tras Suances, la mayor concentración poblacional del Ayuntamiento se sitúa en Hinojedo, a la que sigue Cortiguera y Tagle, y a mayor distancia los pequeños y encantadores pueblos de Ongayo y Puente Avíos.
Al sur del municipio y a cuatro kilómetros de la capital, se asienta esta localidad, arropada por el alto de La Masera, y flanqueada por los pueblos de Viveda, Cortiguera y el estuario del Saja-Besaya. A 35 kilómetros de Santander y cuatro de Torrelavega, fue la sede de tostación de zinc de la Real Compañía Asturiana de Minas y cuenta con un relevante yacimiento arqueológico, la Mota de Tres Palacios, que fue incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria en 2003. De interés también patrimonial y artístico gracias a su iglesia parroquial, del siglo XVIII, y la capilla de San José, esta localidad dispone de un nutrido número de establecimientos que ofrecen una variada oferta hostelera.
No obstante, el mejor valor arquitectónico de Hinojedo se localiza en la Casa Palacio de Fernando Velarde, construida en el confluir de los siglos XVII y XVIII, y lugar de nacimiento del famoso poeta que le dio su nombre. El edificio, de planta cuadrada y dos pisos, conserva unos espectaculares y valiosos escudos barrocos, de gran interés, y una gran portalada con arco de medio punto.
Otro punto a visitar en esta población es su Necrópolis Medieval, que apareció en la Huerta de San Roque, con numerosas tumbas realizadas con lajas, lo que evidencia una antigüedad fechada entre los siglos IX a XII.
También al sur del municipio se halla Cortiguera, a tan solo dos kilómetros de Suances y situada en lo alto de un monte que lleva su nombre, así como un espectacular mirador que ofrece una vista panorámica de la Ría de San Martín y que es un punto obligado de parada para obtener una imagen global de este espacio natural.
Esta localidad alberga un interesante patrimonio con un yacimiento prehistórico de la Edad de Hierro y vestigios de un castro en la cumbre de la Masera de Cortiguera, en la parte alta, que tiene una impresionante altitud cifrada en 152 metros.
Si se continúa hacia el interior del pueblo se pueden contemplar las ruinas de la iglesia de Santo Domingo de la Barquería, de especial relevancia tras encontrarse una necrópolis del siglo XI, de similares características a la de Hinojedo, con la que comparte numerosos elementos afines que tienen que ver con su proximidad geográfica.
Por último, es destacable en Cortiguera la Torre de los Barreda, datada en el siglo XVI, y con una formidable estructura en la que destaca su escudo.
Al oeste del municipio, fronteriza con Santillana del Mar y a tres kilómetros de Suances, se halla esta localidad de postal, ideal para contemplar amaneceres y puestas de sol al abrigo de su bella playa, El Sable, fustigada a veces por vientos que agitan sus rebeldes y bravas aguas. A pocos metros del arenal, en una pequeña colina, se vislumbran los restos de una robusta fortificación, la Torre de San Telmo, un torreón medieval cuyas ruinas atraen a numerosos visitantes. La localidad alberga también la pequeña ermita de Guadalupe, que data del siglo XVI aunque fue reconstruida en el siglo XIX. El templo es el típico de una sola nave de dos tramos resguardada por una bóveda de crucería.
Tagle también se distingue por el cabo de Punta Ballota, con abruptos acantilados e inmensas panorámicas que le convierten en un espacio privilegiado para admirar la costa occidental de Cantabria en todo su esplendor.
Esta pequeña y encantadora población se alza en el centro del municipio, a tres kilómetros de Suances. Recogido y coqueto, Ongayo dispone de una nutrida tradición religiosa, con una iglesia de estilo románico en honor de Santiago Apóstol y dos ermitas, que honran a San Roque y a la Virgen de los Remedios. El templo religioso forma parte del Camino Costero de Santiago y es un lugar de frecuente paso por los peregrinos que optan por esta vía para llegar a la capital gallega. La iglesia parroquial, de una sola nave de tres tramos, ábside rectangular y torre, data de los siglos XVII y XVIII, aunque fue totalmente rehabilitada a mediados del siglo XX al encontrarse prácticamente en ruinas. En su fachada resalta una portalada armónica y elegante de indudable belleza bajo un típico frontón triangular.
También en Ongayo se localiza la misteriosa Cueva de las Brujas, con pinturas y grabados de los hombres del Paleolítico, entre los que destacan dos paneles con los elementos denominados ‘macarroni’. La buena conservación de los frescos ha propiciado su declaración de Bien de Interés Cultural en el año 2004.
A cinco kilómetros de la capital del municipio se sitúa Puente Avíos, un pequeño pueblo de la zona interior, situado en un alto que conserva una iglesia parroquial en honor a San Andrés y la Casa y Capilla de los Quirós, del siglo XVIII. En este pequeño pueblo también se encontró una Necrópolis, con restos humanos y cerámica de la época medieval.